Mientras conducíamos por el Parque Transfronterizo de Kgalagadi, nos encontramos con una vista extraordinaria: un guepardo tirado junto a la carretera matando a una gacela. Acababa de derribar a su presa y estaba descansando. Llegamos unos minutos tarde para presenciar la acción, pero aun así fue un avistamiento increíble.
El guepardo se sentó jadeando, recuperando el aliento después de la persecución. Lo observamos pacientemente, esperando tener otra oportunidad de presenciar sus notables habilidades de caza. Muy pronto, apareció una manada de gacelas a lo lejos y supimos que teníamos que esperar y observar.
Sin previo aviso, el guepardo decidió salir a cazar otra vez. Con reflejos ultrarrápidos, entró en acción y persiguió a su presa. Las gacelas se dispersaron, pero el guepardo se apresuró a apuntar a un animal más pequeño y débil de la manada.
La persecución duró poco y, en cuestión de segundos, el guepardo logró abatir a su segunda presa. Era un espectáculo increíble de ver, y el resto de la manada de gacelas observaba con incredulidad. Luego, el guepardo se calmó nuevamente y comenzó a alimentarse del segundo cadáver.
Los guepardos son conocidos por su increíble velocidad y agilidad, que utilizan a su favor mientras cazan. Son el animal terrestre más rápido del mundo, capaz de alcanzar velocidades de hasta 70 millas por hora en tan solo unos segundos. A menudo acechan a sus presas durante largos períodos, esperando el momento perfecto para atacar. Una vez que detectan una oportunidad, usan su velocidad para correr hacia su presa, alcanzándola rápidamente y yendo a matar.
Los guepardos también se han adaptado bien a vivir en ambientes desérticos hostiles, donde la comida y el agua son escasos. Pueden pasar largos períodos sin agua, ya que pueden obtener la mayor parte de su humedad de sus presas. Su pelaje manchado les ayuda a mezclarse con su entorno y evitar ser detectados tanto por depredadores como por presas.
